Con un lleno absoluto el grupo inglés muestra el por qué de tanta expectación por su cita española.
Según los propios integrantes de MUSE hay una conexión especial entre ellos y nuestro país. Quizá por ello han querido reservar la tercera fecha de su gira para Madrid, hasta el momento, único concierto en suelo patrio. Y sus seguidores supieron responder agotando las entradas en cuestión de días. Las dos oportunidades que hubo de conseguirlas (sacaron una serie de ellas directamente desde su web para los fans) se saldaron con histeria y se terminaron rápidamente.
Y no sólo los seguidores habituales del grupo irían al concierto, sino que otros atraídos por su espectacular paso por la capital de España hace 2 años tenían auténtica curiosidad para comprobar si esa expectación y euforia estaría justificada. Y es que en aquella ocasión nos visitaron 2 veces mostrando un espectáculo distinto. Ahora nos traen su nuevo disco The 2nd Law (2012) en el que se encuentras nuevos temas que sobretodo muestran parte de sus influencias musicales desde su propio estilo, algo muy distinto a decir directamente que son versiones.
Porque la música del grupo de Matt Bellamy se da ya por sabida, tiene muchísima calidad y en directo es un auténtico trueno, pero quizá el factor sorpresa es lo que llama más en primera instancia y sobretodo a los que ya los hemos visto en otras ocasiones. Y de esto, ellos son de los mejores del mundo.
Con ese pensamiento, todo aquel que entraba en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid se quedaba mirando fijamente a un rombo que se encontraba en lo alto del gran escenario. Y mientras se comentaba qué podría ser aquello, el grupo entró en escena con The 2nd Law: Unsustainable la pista con la que avanzaron hace ya meses su nuevo disco y que entonces se creía que significaría un cambio de rumbo en su estilo. Todo el recinto comenzó a brillar con los focos y pantallas que estaban ya preparadas y los instrumentos ya hacían vibrar al respetable. La siguió Supremacy, quizá la canción más marca de la casa del nuevo material, reafirmando que nos encontrábamos ante un concierto de rock grandilocuente. La voz de Bellamy en perfecta sintonía con su guitarra brillaría de la misma manera que sus zapatillas y su llamativa chaqueta.
Como contagiados por lo que se vivía en el foso, seguirían con Hysteria rescatada de Absolution (2003) y siguieron con otras de discos anteriores como Supermassive Black Hole o Resistance. El despliegue visual ya estaba funcionando al 100%. El rombo inicial se descubrió como una pirámide invertida que como ellos mismos dicen, es un homenaje a The Wall de Pink Floyd. Estaba formada por pantallas cuadradas de distinto tamaño que irían formando distintas geometrías y llegaría el momento que bajarían hasta ocultar a la banda por completo. Todo esto formaría el complemento ideal a la grandiosidad de la acústica del Palacio de Deportes y las notas de los temas como Time is Running Out, Plug In Baby o Knights of Cydonia.
El setlist era muy variado y acertado. Además de las ya citadas estarían entre otras New Born, Uprising, Starlight y Survival. Y también hasta 8 temas del nuevo disco sonaron y dejaron muy buena sensación en vivo, mucho más potentes y convencieron. Incluso uno de los temas que canta el bajista Chris Wolstenholme queda totalmente integrado dentro del repertorio sin notarse apenas el cambio de cantante. Incluso tocaron Host una canción catalogada de rareza y que pertenece a Cave (EP) un single de los tiempos de la formación del grupo. Por todo esto no se puede decir que sea un setlist flojo aunque un tercio del total (24 canciones) sean temas nuevos.
Con el aforo completo (más de 16.000 personas) MUSE dieron otro paso para convertirse en la banda actual más espectacular, no solo por lo visual, sino por talento y grandiosidad musical. Si no tuviste suerte para conseguir entrada, la próxima vez no lo dudes, porque no te defraudarán.
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